Michel Piccoli: la gloria francesa que se reinventaba
- OC
- 18 may 2020
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Actualizado: 25 abr 2021

Por Emilio Gola
A los 94 años, y de un accidente cerebrovascular, falleció Michel Piccoli, actor icónico de la filmografía francesa y europea de los últimos 70 años.
Piccoli nació en París en 1925, en una familia de músicos. Siguió el mandato artístico y los primeros quince años de su carrera transcurrieron entre el cine y el teatro. El punto de inflexión llegó con la película Contempt (El desprecio), dirigida por Jean-Luc Godard en 1963. Allí tuvo el protagonismo junto a nada menos que Brigitte Bardot y Jack Palance.
Y no trabajó solamente con aquel director de la nouvelle vague: otras de sus películas destacadas son French Cancan (1955), Belle de jour (1967), Topaz (1969), Les choses de la vie (1970), La grande bouffe (1973), Les cent et une nuits de Simon Cinéma (1995), La Belle Noiseuse (1991), Je rentre à la maison (2001), dirigidas por Jean Renoir, Luis Buñuel (con quien repitió films), Alfred Hitchcock, Claude Sautet, Marco Ferreri, Agnès Varda, Jacques Rivette y Manoel de Oliveira, respectivamente.
De seductor a policía, de hombre atribulado a gangster, sobrio o extravagante, y en películas comerciales o de autor junto a actrices como Catherine Deneuve y Romy Schneider, Piccoli encontró y superó cada desafío. Hasta llegó a ser el Papa en la película Habemus Papam (2011), dirigida por Nanni Moretti.
Así, su nombre apareció en más de 200 créditos de cine, y en algunas series y miniseries. En este marco, no dudó en actuar en producciones de nuevos cineastas de su país y se dio el gusto de dirigir tres largometrajes entre los 90 y principios de los 2000, así como de producir nueve films.
Al respecto, el propio ministro de Cultura de Francia, Franck Riester, recordó en redes sociales: "Era uno de esos grandes actores cuya mirada era suficiente para transportarte. Nos va a faltar mucho este hombre generoso de compromiso sincero".
Además, entre 16 premios y 10 nominaciones, se llevó el galardón a Mejor Actor en el Festival de Cannes por su papel en Salto nel vuoto (1980), película del italiano Marco Bellocchio. También obtuvo la misma distinción -y el Oso de Plata- por Une étrange affaire (1981) en el Festival de Berlín. Asimismo, recibió cuatro nominaciones a los premios César del cine francés.
Si bien se mantuvo alejado de los flashes y solo fue más expeditivo con su apoyo político a los sectores de izquierda, en su autobiografía J'ai vecu dans mes reves (2017) Piccoli hizo espacio para hablar de lo que consideraba el ideal de su profesión: "Un actor realmente excelente puede ser extremadamente modesto sobre su trabajo, con el placer que obtiene de una profesión tan extravagante y disfrutable. Su éxito no tiene nada que ver con ser un fanfarrón mediocre".
Por otro lado, habló en una ocasión sobre sus personajes: "Cuando pienso en todos los monstruos que interpreté, creo que para mí fue una forma de abordar mis secretos. Me psicoanalizo a través de mis personajes, al mismo tiempo que los psicoanalizo a través de mí".
Su último papel, de corte intimista, fue en Le goût des myrtilles (2014), bajo la dirección y el guion del belga Thomas De Thier.
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