Por Emilio Gola
Tras luchar contra un cáncer, el director estadounidense Joel Schumacher falleció a sus 80 años. Su trayectoria abordó diversos géneros y contó con altibajos marcados, que igualmente lo colocaron como un director de rasgos particulares entre las décadas del 90 y 2000.
Schumacher nació en la ciudad de Nueva York en 1939 y, como primera curiosidad, no estudió cinematografía ni artes audiovisuales, sino diseño en la prestigiosa Parsons School of Design. Luego, obtuvo un Bachelor of Fine Arts en el Fashion Institute of Technology.
La muerte de su padre, a los cuatro años, y de su madre, a los 26, le supusieron golpes muy duros. Además, desde muy temprana edad había encontrado refugio en el alcohol y las drogas. Pero, gracias a sus estudios, consiguió trabajo, se graduó con honores y, más tarde, encontró su verdadera pasión en el cine. Ya en Los Angeles, hizo sus primeras armas junto a Woody Allen en el diseño de vestuario de la película Sleeper (1973), y en el drama de crimen The Last of Sheila (1973).
Poco tiempo después, llegaron sus primeras películas para TV y la gran pantalla. Su The Incredible Shrinking Woman (1981) tuvo críticas mixtas, pero encontró el break con St. Elmo's Fire (1985), film que, junto a The Breakfast Club, dio origen al Brat Pack, grupo conformado por Judd Nelson, Demi Moore, Ally Sheedy, Rob Lowe y Emilio Estevez, entre otros. Sus galardones fueron tanto una nominación al Grammy por su música como un premio Razzie para Lowe en la categoría Peor actor de reparto. Ese contrapunto tomarse como un símbolo de la carrera del director.
Luego llegó el horror cómico de The Lost Boys (1987), con Jason Patric, Corey Haim y Kiefer Sutherland; el thriller supernatural Flatliners (1990), con Sutherland y Julia Roberts; y su mayor éxito, el clásico Falling Down (1993), con Michael Douglas. Conocida en Hispanoamérica como Un día de furia, la cinta exhibe una aguda -y agresiva- crítica social a las promesas fallidas del sistema para con la clase media. Ganó la Palma de Oro en Cannes.
Poco tiempo después, dirigió la colorida Batman Forever (1995), con Val Kilmer, Tommy Lee Jones, Jim Carrey y Nicole Kidman. Pero le siguió uno de los mayores y más recordados fracasos de la historia de la industria, con Batman & Robin (1997), protagonizada por George Clooney, Chris O'Donnell, Arnold Schwarzenegger y Uma Thurman. Acusada de sinsentido, familiera y hasta de tendencias homosexuales a partir de su estética corporal, la película marcó a Schumacher y fue criticada años después por sus actores principales. No obstante, los intérpretes entrevistados siempre elogiaron sus capacidades directivas en general.
El propio director aceptó toda la responsabilidad en 2017 durante una entrevista concedida al portal Vice, pero anteriormente había remarcado la presión de Warner Bros. para hacer la película más amigable para los chicos. Además, siendo él mismo fan del héroe encapotado, admitió que le gustaría haber hecho un film sobre el cómic Batman: Year One, escrito por Frank Miller.
"Nunca quise ser el 'rey del blockbuster' porque mis otras películas fueron mucho más pequeñas y tuvieron éxito con el público, no con la crítica. Después de Batman & Robin yo era una basura, era como si hubiera asesinado a un bebé", declaró a Vice.
Pero, tal como hiciera con su posición abiertamente homosexual -que incluso ayudó a otra gente a abrirse en este sentido-, siempre ignoró los comentarios y salió adelante con otras producciones. Allí estuvieron A time to kill (1996), con Matthew McConaughey, Sandra Bullock, Samuel L. Jackson y Kevin Spacey; 8MM (1999), con Nicolas Cage y Joaquin Phoenix; Flawless (1999), con Robert De Niro y Philip Seymour Hoffmam; Phone Booth (2002), con Colin Farrell y, nuevamente, Sutherland; The Phantom of the Opera (2004), con Gerard Butler y Emmy Rossum; y The Number 23 (2007), con Jim Carrey. En 2013, finalizó su carrera con la dirección de dos capítulos de la serie House of Cards.
Aun retirado, en 2019 creó otra polémica al asegurar que había tenido relaciones sexuales con más de 20.000 hombres, incluyendo "gente famosa y gente casada". Lo mencionó en una charla con el sitio Vulture, en la que también recordó su sorpresa tras dar negativo en un test de VIH en la década de los 80.
"Hacer películas es como escalar montañas: incluso si subieras siete veces, la octava podría ser tu última vez", dijo en una entrevista con The New York Times en 1993, apenas a unos cuatro años de la fallida secuela del hombre murciélago. Y en una entrevista con The Hollywood Reporter en 2017, afirmó: "Creo que soy una de las personas más afortunadas. Logré mi sueño de una forma que jamás habría imaginado. Soy solo un chico cuyos padres murieron muy jóvenes, que se crió por su cuenta y creció ante una pantalla de cine. Quería contar esas historias".
Hubo otra frase que expresó en 1999 para la revista Venice: "Soy un sobreviviente de los años 60 que se quedó demasiado tiempo en la fiesta".
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