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Ennio Morricone: una música con vida propia y eterna

  • Foto del escritor: OC
    OC
  • 7 jul 2020
  • 4 Min. de lectura

Por Emilio Gola


Cuando, en 2016, Quentin Tarantino recibió el Globo de Oro de Ennio Morricone por su banda sonora para The Hateful Eight (2015), comparó al compositor italiano con figuras como Mozart, Beethoven y Schubert. No estaba nada lejos de la medida de una leyenda que, tras complicaciones surgidas a causa de una fractura femoral, falleció a sus 91 años.


Nacido en Roma, Morricone no solo compuso históricos temas de, también, históricas películas como Il buono, il brutto, il cattivo (1966), The Professional (1981), The mission (1986) The Untouchables (1987), The Thing (1982) y Nuovo Cinema Paradiso (1988), Bugsy (1991) y Sostiene Pereira (1995), sino que también estuvo activo en giras mundiales hasta 2019 con su orquesta y las de otros países.

Morricone estudió en la Academia de Santa Cecilia, donde se graduó en trompeta, composición, instrumentación, dirección de banda y música coral. Ya a los seis años había escrito sus primeras composiciones. De joven, reemplazó a su padre, trompetista, en orquestas populares, donde le pagaban con comida debido a la pobreza italiana en tiempos de la Segunda Guerra Mundial.


En 1961 tuvo su primer crédito en los soundtracks cinematográficos con Il federale, y en 1964 se unió a Nuova Consonanza, grupo de compositores italianos que grababan improvisaciones de vanguardia. Su combinación entre lo tradicional y lo popular ya comenzaba a gestarse.


Además, fue arreglador de cantantes como Mina, Gianni Morandi, Chico Buarque, Helen Merrill y Joan Baez. El hit activista de Baez, Here's to You, salió tanto en las películas Sacco e Vanzetti (1971) y The Life Aquatic with Steve Zissou (2004) como en los videojuegos Metal Gear Solid 4 y Metal Gear Solid: Ground Zeroes.

El artista usó el pseudónimo Dan Savio para sus primeros spaghetti westerns. Pero, una vez superadas con éxito las pruebas, comenzó a utilizar su verdadero nombre y logró el reconocimiento junto al mítico Sergio Leone, compañero suyo en la escuela primaria. Las trilogías del dólar y el tiempo llevan su marca orquestal.


Morricone transitó una carrera en la que abordó cada sentimiento, trasladando sus partituras desde el género horror hasta la ciencia ficción con tonos cómicos, pasando por musicales, dramas, guerras y recreaciones históricas. Llegó a trabajar para más de 20 películas en un año. A veces, se encerraba en su casa, oía la música en su mente y escribía a lápiz todas las partes de la orquesta.


Además, no solo aportó su sabiduría en películas, sino también en series, films para TV y miniseries. En total, más de 500 obras tienen su firma. Incluso compuso la canción oficial del Mundial de Argentina 1978, aunque su autoría pasó bastante desapercibida.

A partir de las bases del clasicismo, supo experimentar -en arreglos e instrumentos- y entender los momentos de cada período y producción. De ese modo, entregó ternura, belleza y nostalgia, tonos épicos, suspensos inagotables y ritmos que jugaban con los de los años 80 (década en la que tuvo varios logros). Sus creaciones llegan a tocar las fibras más íntimas. En este sentido, solo le bastaba conocer las historias para componer: Morricone demostró cómo la música podía tener entidad propia y, a la vez, fusionarse con los temas de los films en expresiones y clímax únicos. Su ego


En una entrevista con el diario La Tercera de Chile en 2018, afirmó: "La inspiración no existe. Sí puedo decir que hay reflexión". Y, respecto de sus conciertos, concluyó: "El contacto con el público es fundamental. Al interpretarla en vivo, la música demuestra que tiene una expresividad propia y una autonomía técnica. Que tiene vida".


Vale destacar su extenso trabajo junto a Giuseppe Tornatore quien, después de Paradiso, lo convocó a las películas Stanno tutti bene (1990), L'uomo delle stelle (1995), La leggenda del pianista sull'oceano (1998), Malèna (2000), Baaria (2009) y La corrispondenza (2016), entre otras.

Por otro lado, trabajó junto a directores de la talla de Sergio Leone, Sergio Corbucci, Bernardo Bertolucci, Pier Paolo Pasolini, Roman Polanski, Don Siegel, Mike Nichols, Brian De Palma, Barry Levinson, Oliver Stone, Warren Beatty, Roland Joffé, John Carpenter y Tarantino, entre otros. Por eso, también, su música se reutilizó en sagas como The Simpsons y The Sopranos, y en films del propio Tarantino como Kill Bill (2003) Inglourious Basterds (2009) y Django Unchained (2012). De hecho, compuso la canción Ancora qui para Django.


La relación con el director que quebró la manera de hacer cine en los 90 tuvo sus idas y vueltas. A Morricone se le adjudicaron insultos contra Tarantino que, luego, el propio compositor desmintió. Lo curioso es que, gracias a Los 8 más odiados, el italiano se llevó la única estatuilla de su vida, sin contar la honorífica que le otorgaron en 2007. Antes había obtenido tres Globos de Oro y seis BAFTA, así como varias nominaciones a esos premios y muchos otros internacionales, y cinco a los Óscar.


Más aún: ostenta tres medallas al Mérito de la República Italiana, mientras que en junio de este año les habían dado el premio Princesa de Asturias de las Artes a él y su colega -otra leyenda- John Williams.

Como le sucede a otros artistas que logran conmover de manera universal, su música influyó tanto en colegas como Hans Zimmer como en los grupos Dire Straits, Muse, Radiohead y Metallica.


El artista conmovió, una vez más, con la carta que alcanzó a escribir a modo de despedida, en la que expresó su amor por familiares, amigos y esposa: “Yo, Ennio Morricone, he muerto. Lo anuncio así a todos los amigos que siempre me fueron cercanos y también a esos un poco lejanos que despido con gran afecto. Hay solo una razón que me empuja a despedirme de este modo y a tener un funeral privado: no quiero molestar".

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