Por Julián Haramboure
En esta serie de Netflix, el escenario es concreto: una enfermera de una gran ciudad se muda para trabajar en un pequeño y aislado pueblo. La premisa, a simple vista, recuerda a la serie británica Doc Martin y su versión española Doctor Mateo. No obstante, la historia va detallando diversas problemáticas que le dan un toque propio: recuerdos trágicos, lazos familiares, nuevos vínculos y hasta dos subtramas policiales.
A pesar de abordar tantos temas como el amor, la medicina, las problemáticas de los pueblos y el tráfico de drogas, entre otros, el producto en ningún momento pierde el hilo y cada cuestión es tratada a su punto justo.
La pareja protagonica, conformada por la enfermera Melinda (Alexandra Breckenridge) y el dueño del bar del pueblo Jack (Martin Henderson), tiene una gran química durante toda la temporada. Sin embargo, desde lo actoral, la performance más destacada es la de Tim Matheson en su rol del doctor del lugar. Su trabajo jerarquiza la producción.
Sobre la mitad de la historia, algunos segmentos pueden tornarse reiterativos, pero es a partir de allí donde un par de personajes secundarios toman más lugar y refrescan el interés del espectador. También es para remarcar el muy bello trabajo de fotografía de David Pelletier, quien aporta estética con fabulosos paisajes.
Previsible por momentos, la serie igualmente deja varios caminos abiertos para una segunda temporada que aún tiene bastante por contar.
🤩 Lo mejor: la capacidad de abordar diversos temas sin que alguno de ellos resulte flojo.
😒 Lo peor: el personaje de la alcaldesa, bien interpretado pero un tanto repetitivo y sin demasiado aporte.
Valoración - Muy buena 👏
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