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Crítica: Ted Lasso

Actualizado: 3 ene 2022


Por Emilio Gola


Uno de los primeros paneos de Ted Lasso se eleva con sutileza para mostrar que el propio Ted (Jaison Sudeikis), quien viaja en avión a su nuevo destino, está leyendo The Dharma Bums, libro de Jack Kerouac, autor de la generación beat que marcó la época con su novela On the road. No es algo gratuito ni un capricho pseudointelectual: la serie de Apple -ganadora de siete Emmys- cambia el sentido de la comedia a su antojo y demuestra cómo se puede romper cualquier estereotipo en un par de minutos.


La historia de Ted, entrenador de fútbol americano devenido DT de la Premier League, escapa al lugar común no solo porque el coach regala libros a los jugadores del ficticio AFC Richmond junto con charlas que beben de la inteligencia y la oportunidad más que de la autoayuda, sino también porque existe una combinación de cartoon y realismo que nunca se queda quieta.

Podría ser un hijo de Disney, el relato de un entrenador que, a pesar de provenir de otro deporte, consigue que su equipo encadene victorias para llegar al campeonato, lección moral mediante. Pero tampoco, porque la serie tiene un estilo tan fresco como pragmático: Richmond no logra su principal cometido, la hinchada no termina de perdonar los yerros del DT y todo su primer trayecto queda envuelto en un reconocimiento puertas adentro.


Mientras, las relaciones entre la directora del club (guiño al feminismo con la excelente Hannah Waddingham, que ya había estado en un club ficticio de la Premier con la serie Footballers' Wives), Ted, los jugadores y el staff técnico evolucionan en una suerte del detrás de escena cálido y vibrante, donde el deporte intercala con las vidas personales sin rastro de moralina.

Tal y como Inverting the Pyramid, libro de historia táctica del fútbol que lee el "coach" Beard (Brendan Hunt), Ted Lasso explica cómo evitar lo previsible y lo inauténtico, combinando detalles actuales como las inversiones extranjeras, el marketing permanente y la división política de Estados Unidos con la intemporalidad británica del pub, el barrio donde se conocen todos y, sobre todo, el diálogo de tú a tú.


Justamente con Beard, brillante en sus expresiones austeras y verdadero entrenador táctico de la disciplina, y luego con Nate (Nick Mohammed), tímido utilero transformado en DT que poco a poco destila su ego, es cuando la serie logra complementar la docencia de Ted.


Y aun así, los problemas del profesionalismo dejan la puerta abierta para la entrada del humanismo que solo se consigue con figuras marcadas por experiencias de vida: Ted es un hombre doblemente golpeado que toma las contras para sacar lo mejor de otras personas, y para darles -y darnos- algo en que creer. En ese marco, Sudeikis mezcla lo mejor de su pasado en el legendario show Saturday Night Live con un dramatismo conmovedor.


El giro también se produce en el protagonista, que nació en 2013 a partir de las publicidades de la cadena NBC para promocionar las emisiones de la Premier League en Estados Unidos. Allí, Lasso era ingenuo, rozando la necedad y arrogancia, por lo que el cambio de personalidad que se nota en la producción de Apple resulta tan notable como acertado, incluso a pesar de diálogos que reiteran los de aquellos videos.


El veterano capitán Roy Kent (Brett Goldstein, guionista de la mayoría de los capítulos), el inmaduro y goleador Jamie Tartt (Phil Dunster), la rimbombante Keeley Jones (Juno Temple) y el secretario Higgins (Jeremy Swift), entre otras construcciones significativas y propias de las mejores sitcoms, completan ese cuadro donde la calma no existe y la comedia va desde las referencias a los clásicos del cine y el cinismo del periodismo deportivo hasta las guerras mundiales, las estrellas de música y la salud mental.

Apple produce una joya y hasta se permite criticar -brevemente- la conectividad que provee la tecnología contemporánea, tanto en las relaciones amorosas como en la cotidianeidad. Más mérito cobra si se tiene en cuenta que los propios Sudeikis y Hunt crearon la idea junto a Joe Kelly, guionista de How I Met Your Mother, y Bill Lawrence, productor de la exitosa Scrubs. Muchas de las interacciones intensas de la serie recuerdan a las andanzas de aquellos médicos.


En este caso, con una pelota de por medio y verdaderos clubes y estadios del fútbol inglés, Richmond surge como el lugar donde la vida misma pasa entre pequeños sketches que evitan el cliché del malentendido para hablar de la amistad, el espíritu de equipo y las profesiones que trascienden el esquema del conocimiento y brindan lecciones cara a cara, sin metáforas ni frases hechas.


🤩 Lo mejor: la calidez resolutiva de cada episodio.

😒 Lo peor: algunas referencias que no todo el mundo puede captar.

Valoración: Muy buena 👏

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1 Comment


pinchaloco
Dec 18, 2021

Excelente.

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