Por Julián Haramboure
A 25 años de la recordada película protagonizada por Michael Jordan, salió a la pantalla grande Space Jam: A new legacy, en este caso con LeBron James como estrella principal.
Dirigido por Malcolm D. Lee (de extensa trayectoria en comedias norteamericanas), el film muestra un tinte argumentativo similar a su antecesora y posee una correcta introducción, con un flashback de la infancia del basquetbolista seguido de escenas con su familia ya en el presente.
Más allá de las notorias similitudes con la producción original, existe una diferencia: aquí, el entorno familiar del protagonista tiene mucho más peso que en el de los 90. El guion plantea una “rivalidad” entre James y su hijo Dom, interpretado por el actor Cedric Joe, de correcta performance. El chico, interesado por la programación de videojuegos, no se encuentra entusiasmado por la idea de ser jugador de básquet como su padre. Este es el hilo fundamental de la cinta y lo que genera rispideces entre los dos personajes.
No obstante, esa es la única diferencia concreta, ya que por diversas cuestiones la película se enfoca también en un partido trascendental que salve a los queridos Looney Tunes, quienes perdieron a Pepe Le Pew en el camino debido a la corrección política. Ese partido es nuevamente contra un equipo manejado por un villano: en este caso, y adaptado a las nuevas tecnologías, se trata de un algoritmo de la Warner llamado Al-G Rhythm (un poco sobreactuado por Don Cheadle)
En relación al andar actoral de James, su esfuerzo se nota; las fallas clave del film no se deben a él. Sin embargo, nunca la misma química que consiguió Jordan con los dibujos animados. Las apariciones de basquetbolistas famosos tampoco tienen la chispa de la anterior.
Tras una primera mitad aceptable, A new legacy se desinfla en la segunda parte y tiene una resolución atolondrada. Además, carece del humor necesario y, de manera llamativa, la banda sonara se queda flaca, sin la potencia ni la onda que necesita este tipo de proyectos (se añoran canciones como Fly like an eagle). Otra cuestión que no suma -pero que acostumbra el cine actual- es la superposición de personajes de distintas sagas, al estilo Ready Player One (2018).
En síntesis, la propuesta comienza bien, pero se desdibuja conforme avanza el argumento. Se muestra como una secuela, pero se comporta como una reversión fallida de la recordada película dirigida por Joe Pytka.
🤩 Lo mejor: la introducción y el trabajo actoral de Cedric Joe.
😒 Lo peor: la falta de renovación argumentativa.
Valoración: Regular 🤨
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