Por Guadalupe Reboredo
El mundo de las barras bravas, el narcotráfico y el poder institucional: todo eso se conjuga en Puerta 7, la ficción de Polka y Netflix Argentina que logra buenos resultados a la hora de retratar el mundo mafioso pero se empaña por una segunda línea argumental forzada protagonizada por Dolores Fonzi, quien se encarga de poner orden como jefa de Seguridad del club de fútbol ficticio Ferroviarios.
La miniserie dirigida por Adrián Caetano gira en torno a Lomito (Carlos Belloso), jefe de la hinchada “fogonera”, y el universo de violencia que lo atraviesa y a la vez digita. Cuando Lomito es apuñalado en la tribuna, en medio de un partido, la dirigencia del Club decide endurecer las políticas de seguridad. Es ahí cuando ingresa Diana (Dolores Fonzi), nieta del fundador de Ferroviarios, abogada y militante de los derechos de la niñez, quien viene a desenmascarar el entramado de complicidad entre la barra y los directivos. La acompaña en su cruzada el expolicía Cardozo (Daniel Aráoz), quien la lleva constantemente al límite de la moral. A través de los ocho capítulos encontramos dos hilos conductores distintos que, más allá de los puntos de contacto, se mueven de manera casi independiente.
Por un lado tenemos a Lomito y su entorno íntimo: su ladero Fabián (Esteban Lamothe), un matón fanático de Robin Hood; a Mario (Nacho Quesada), un pibe humilde que se gana la vida trabajando honestamente hasta que el azar lo sumerge en el mundo de la barra; a la familia de Lomito; al jugador de fútbol que representa; entre otros personajes secundarios que integran un entramado de negocios turbios. En un intento flaco, pero válido, de los guionistas por tratar de generar empatía con el líder de la barra se resalta que no avala la distribución de droga en el barrio, en contraposición con otro grupo mafioso que aparece para disputarle poder. En el medio de los dos bandos queda el pragmático y descorazonado Santiago (Juan Gil Navarro), el tesorero del Club. Las escenas de Santiago cerrando negocios con mafiosos en la barbería es, más que un homenaje, una parodia de El Padrino.
Por otro lado, Puerta 7 nos muestra a la joven, bella y aguerrida Diana adentrándose en un mundo que históricamente ha sido dominado por hombres, demostrando que tiene las agallas para enfrentar a cualquiera de ellos. Sin embargo, ni la actitud, ni los diálogos ni, en última instancia, la sucesión de hechos alrededor de ella resultan interesantes. Pareciera ser que Polka quiso estar a tono con el feminismo -que, afortunadamente, va ganando terreno en las pantallas- pero, en vez de plantear un personaje con distintas aristas de las cuales se destacara el hecho de ser mujer, planteó en realidad un personaje que bien podría haber sido un hombre pero, a fin de estar a la moda, decidieron que fuera mujer. Mucho más interesante y complejo que el rol de Dolores Fonzi resulta el de Mónica Ayos, quien encarna a la manipuladora esposa de Lomito, una especie de poder real detrás del capo de la barra.
Aunque la historia de Diana es por momentos aburrida e inverosímil, la serie se rescata por la gran actuación de Belloso (ningún papel le queda grande) y la agilidad de la línea argumental que él protagoniza: hay puñaladas, tiros, apagones, piñas, amenazas, algo de sexo; componentes como para prestar atención por un rato. La miniserie podría haber logrado resultados mucho mejores si sólo se hubiera enfocado en las historias de la barra brava, pero de todas maneras vale la pena mirarla, al menos para apoyar la ficción local.
🤩 Lo mejor: Belloso aporta complejidad a su personaje.
😒 Lo peor: el personaje de Dolores Fonzi y su rigidez a la hora de interpretarlo.
Valoración: Regular 😐
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