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Crítica: Nomadland

Actualizado: 3 ene 2022


Por Julián Haramboure


Como es habitual en el trabajo de la brillante directora Chloe Zhao, esta obra fílmica está relacionada casi de manera documental con contextos reales. La película se sitúa en la crisis económica pos-2008 que afectó a la pequeña ciudad de Empire, en el estado de Nevada, la cual dependía de manera exclusiva de una empresa de construcción que cerró su planta.


Nomadland sigue la historia de Fern (Frances McDormand), una habitante de Empire que, luego de lo acontecido, decide emprender un modo vida particular en el oeste de Estados Unidos, sin un lugar fijo y con una camioneta como hogar. Zhao lleva adelante una prolija presentación de esta singular protagonista y de la natural escenografía que la rodea. Es allí donde logra una interesante profundidad a partir de diversas pistas que se brindan sobre el pasado de esta mujer.

Al igual que en la recomendable The Rider (2017), la directora basa la mayoría de su elenco en personas reales de ese lugar, quienes interpretan una versión ficticia de sí mismas. Es por ello que, además de McDormand, sólo David Strathaim cuenta con un recorrido previo importante en actuación.


Existen dos vínculos claves de la protagonista con dos de los personajes. El primero de ellos es con Linda May, amiga de Fern desde hace años, confidente que no sólo la ayuda en cuestiones laborales, sino que la acerca al principal escenario de la película, la reunión organizada por Bob Wells, donde se explican diversos tips para el estilo de vida en cuestión.


El otro, y sin dudas de lo más destacado del guion, es la emotiva relación que construye con Swankie, de brillante interpretación. Además, un ítem que le otorga frescura a la película es su vertiente romántica, una subtrama que invita a que Fern se aleje al menos por un rato de su pasado y se haga preguntas sobre su futuro. Ahí entra en juego Dave (Strathaim).


La propuesta consiste en un viaje existencial, una búsqueda personal en la que el espectador también forma parte gracias a los estupendos planos de Zhao y su impecable realismo.

Con mucha fuerza en el mensaje general, se puede decir que el film va de mayor a menor y que su resolución puede dejar un sabor agridulce. Otra cuestión que hace ruido es un grotesco sponsoreo ubicado en la primera mitad de la película, aunque entendible desde el punto de vista económico.


Más allá de esos mínimos detalles, Nomadland es una de las grandes favoritas no sólo al Óscar a Mejor película, sino también a varias nominaciones por parte de la Academia. Un film intimista, agradable y logrado de una directora con un porvenir muy grande.


🤩 Lo mejor: el trabajo de dirección de Chloe Zhao

😒 Lo peor: los minutos finales pueden resultar un tanto difusos

Valoración: Muy buena 👏

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