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Crítica: Calls

Actualizado: 3 ene 2022


Por Emilio Gola


Las posibilidades audiovisuales hacen difícil la tarea de pensar en una serie que no presente, al menos, los rostros de sus personajes. Pero allí está Calls, la producción de Apple TV+ que se estrenó en marzo de 2021 y que da una vuelta de tuerca multimedial a los género del radioteatro y el podcast.


Calls no es del todo original, porque se basa en la serie francesa homónima cuyas tres temporadas se emitieron por Canal+. Sin embargo, el director y guionista uruguayo Fede Álvarez (Don't Breathe, The Girl in the Spider's Web) solo recreó el primer episodio de la predecesora y diseñó otro ocho de cero. ¿El resultado? Conversaciones de todo tipo que fluyen sobre un fondo de animación, efectos y colores, en el marco de una sucesión de hechos tan individuales como interconectados.

Pero arranquemos por el principio... o el final. Con un elenco que, entre otros intérpretes reconocidos, tiene a Aubrey Plaza, Pedro Pascal, Rosario Dawson, Danny Huston, Lilly Collins y Nick Jonas, el primer capítulo ya arroja elementos dignos de una reversión de The Twilight Zone (una que, cuando termina, deja un sabor de boca mucho mejor que el de la remake de Jordan Peele). Como si Álvarez tejiera los relatos, cada episodio posee su propio patrón -o geometría- que juega con la física, la matemática, la radiofrecuencia y la energía electromagnética.


No son efectos ni mero acompañamiento; la estructura de Calls es una evolución cronológica sutil de lo paranormal, y de las temporalidades del sentido común y de la ciencia. Donde hay diálogo, hay cambios literales en las formas de la comunicación: mientras asistimos al típico "algo no marcha bien", una cárcel se convierte en un rectángulo de frecuencias, una casa se divide en líneas de comunicación, un momento metafísico ofrece distintos colores y matices de voz.


En tan solo 15 minutos de promedio por capítulo, la atmósfera es capaz de cambiar partes o su totalidad, en tanto brinda relatos que, a su vez, permiten que nuestra imaginación complete los espacios de personalidad y contexto. De manera similar a Inside Nº9, en la mayoría de los capítulos no sabemos para dónde puede disparar la narración, y eso no es poco.

Lo trivial da paso a lo misterioso en forma progresiva gracias a bloques de efectos y de diálogos alineados que logran ocultar el artificio. Un caso por excelencia es el de Mark, ese viajero en el tiempo que nos amaga con un relato de OVNIS o de extravío en el tiempo-espacio para, luego, desandar la ruta y concluir un drama que, de paso, envía un mensaje sobre la aceleración exponencial de nuestros tiempos.


También está el horror de la alteración del pasado y, por consiguiente, del futuro, con evocaciones que remiten a los seres innombrables de H.P. Lovecraft pero en un tono científico (y, quizá por eso, más inquietantes); e incluso hay lugar para un escape cómico. Triángulos amorosos, recuerdos de dolor y aviones en plena catástrofe cósmica son otros recursos de una red que los toma para resignificar el sentido de culpa o de, justamente, la falta de comunicación.


Si bien el método se resiente en los últimos capítulos por la necesidad de cerrar el marco general de la historia, el viaje asegura hitos de suspenso. Aquí, lo que podría dar lugar a la pretenciosidad se refrena, y lo que podría caer en el cliché consigue escapar de la vista (o audición) del espectador hasta último momento.

Por otro lado, ciertas secuencias llegan a sufrir una aceleración que puede resultar excesiva, pero, en este caso, la necesidad tiene cara de hereje y de santa al mismo tiempo. El timing y la coordinación de las voces con sus fondos místicos compensan cualquier atisbo de la clásica brusquedad norteamericana.


Las metáforas de Calls se perciben, pero no se disipan hasta que llega la última frase. Y el acierto de incluir los diálogos en la imagen y los ocasionales mensajes de texto brinda un extra a esas ondas que, sobre el cierre, parecen tener vida propia. El misterio se resuelve, pero otro queda servido: ¿la comunicación siempre es clara, o estamos a merced de lo que ella pueda hacer con nosotros?


🤩 Lo mejor: un atrapante giro audiovisual para contar historias.

😒 Lo peor: el tramo final pierde fuerza y juego estético.

Valoración - Muy buena 👏

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