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Carl Reiner: el hombre de las mil comedias

  • Foto del escritor: OC
    OC
  • 1 jul 2020
  • 4 Min. de lectura

Por Emilio Gola


98 años fueron los que vivió Carl Reiner, ícono mundial de la comedia en su rol de actor, director, guionista y creador, y parte fundamental de una generación que supo llevar las risas a otro nivel.


Reiner nació en el Bronx neoyorquino en una familia de inmigrantes judíos. Cuando parecía que se encaminaba a un trabajo como reparador de máquinas de coser, su hermano mayor le avisó sobre un taller de actuación gratuito que había visto en el diario. Ese pequeño gran paso fue el inicio de todo.

Su padre era relojero, y quizás ese trabajo represente la carrera de una figura que siempre tuvo el timing y la seriedad (delante y fuera de cámara) para entender cómo podía hacer reír a los demás. Tal es así que su alistamiento en la Segunda Guerra Mundial le permitió dirigir una obra de Molière en francés y entretener durante dos años a las tropas del Pacífico.


Ya a fines de los 40, Reiner estaba actuando en musicales de Broadway y pronto llegó a la TV con la serie de variedades The Fifty-Fourth Street Revue. Entonces captó la atención del productor Max Liebman, quien lo llevó Your Show of Shows, donde formó parte de un estelar elenco y demostró su versatilidad.


Su papel más recordado allí es el de un entrevistador que se mantenía sobrio ante los peculiares personajes con los que hablaba (lo volvería a repetir años después), incluyendo al histórico Sid Caesar. Durante esa producción compartió espacio de trabajo con colegas como Mel Brooks, Neil Simon, Woody Allen, Larry Gelbart, Mel Tolkin, Mike Stewart, Aaron Ruben, Sheldon Keller y Gary Belkin.


Sus dotes de guionista prosiguieron en libretos para Caesar's Hour y una de sus máximas creaciones, The Dick Van Dyke Show, mítico programa de los 60 -que revivió por un tiempo en los 70- basado en sus experiencias personales y profesionales. Las emisiones lanzaron al estrellato a Dick Van Dyke y Mary Tyler Moore y simbolizaron otra marca del artista, su generosidad profesional para que otros actores se lucieran.

Ello mismo sucedió con Mel Brooks, con quien conformó uno de los dúos más famosos de la historia a partir del sketch The 2000 year old man. Reiner lo pensó y ejecutó mientras trabajaba para el programa de Caesar: un día, se volvió hacia Brooks y dijo "aquí hay un hombre que vio la crucifixión hace 2000 años". Al comienzo una diversión para sus amigos, el sketch se transformó en cinco álbumes, un premio Grammy, una película de animación para TV, un par de libros y, sobre todo, un tesoro invaluable.


Reiner entrevistaba a un personaje que reflexionaba sobre las figuras de la historia que había conocido y, a la vez, comentaba cómo era ser un humano de tan larga edad. El ida y vuelta llegó a ser descripto como una ingeniosa improvisación de jazz por el biógrafo de Brooks.


De esos actos surgió una amistad inquebrantable. Tras el fallecimiento de sus esposas (Reiner perdió a Estelle Lebost en 2008), y hasta hoy, los comediantes se seguían juntando en Beverly Hills a ver películas, contar chistes y recordar sus trayectorias. Brooks siempre reconoció que el "motor" de la dupla era Reiner, a lo que este contestó: “Siempre supe que si le lanzaba una pregunta, a él se le ocurriría algo. Hace tiempo aprendí que si uno acorrala a un genio de la comedia, vas a recibir algo extraordinario".


En cuanto a su cinematografía, actuó en las clásicas It's a Mad, Mad, Mad, Mad World (1963) y The Russians are coming the Russians are coming (1966). Luego, como director, tuvo su primer crédito con Enter Laughing en 1967 (basada en su propia novela), mismo año en el que estrenó su obra Something different en Broadway. En 1977, presentó la exitosa Oh, God! con los actores George Burns y John Denver.

Además, mediante títulos como The Jerk (1979), The man with two brains (1983) y All of me (1984), reforzó la fama de Steve Martin. En Dead men don't wear plaid (1982), donde Reiner actuó, el director aplicó una renovada creatividad al hacer aparecer a intérpretes de los clásicos films noir: Humphrey Bogart, Barbara Stanwyck, Cary Grant y Veronica Lake, entre otros, fueron las estrellas integradas magistralmente a la mezcla de parodia y homenaje que tuvo a Martin como protagonista.


Continuó en la gran pantalla con nombres como Summer Rental (1985) y Sibling Rivalry (1990), acompañado por John Candy en la primera y por Kirstie Alley y Bill Pullman en la segunda. Luego, se retiró de la dirección en 1997 con la película That old feeling, protagonizada por Bette Midler y Dennis Farina.


Sin embargo, no perdió el tren del humor y participó como actor en capítulos de las series Frasier, Parks and Recreation, Family Guy, American Dad y The Penguins of Madagascar, en las sitcoms Mad about you, Two and a Half Men y Hot in Cleveland, y hasta en la película Toy Story 4 (2019), entre otras producciones. Además, lo último que escribió fue un episodio de The Cleveland Show, spin off de Family Guy donde también prestó su voz. Curiosamente, y a diferencia de Brooks, nunca participó en The Simpsons.

En la década del 2000, ganó reconocimiento por su papel de Saul Bloom en la trilogía conformada por Ocean's Eleven (2001), Ocean's Twelve (2004) y Ocean's Thirteen (2007) junto a George Clooney, Brad Pitt, Julia Roberts, Catherine Zeta-Jones, Andy García y Al Pacino, entre otros.

Reiner llegó al final de su carrera con 11 premios Emmy, varias novelas, memorias y libros infantiles, y una interpretación de sí mismo en el documental If you’re not in the obit, eat breakfast (2017), donde muestra cuán gratificante puede ser la vida a los 90 años. Por otro lado, no escapó a las redes sociales. De hecho, se comprometió políticamente a través de su cuenta de Twitter.


"Invitar a la gente a que se ría de ti mientras tú te ríes de ti mismo es algo bueno. Puedes ser un tonto, pero eres el tonto que tiene el control", señaló en su libro My Anecdotal Life (2003). Su legado quedó en tres hijos: Annie, escritora; Lucas, artista; y Rob, destacado director de cine.

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